LOS DOCENTES EMPIEZAN A PENSAR DIFERENTE

Transcribimos este artículo de Clarín escrito por Liliana Moreno porque nos da esperanza sobre todo lo que hemos pregonado durante los últimos 10 años.
EXPERIENCIA DE CIENCIA Y TECNOLOGIA CON CREATIVIDAD (CTC) EN TUCUMAN Y BUENOS AIRES
Prueban en el país un programa de enseñanza de las ciencias
Apunta a promover el desarrollo de la actitud investigadora y del pensamiento
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La idea es no matar al niño que todo niño lleva adentro cuando traspasa el umbral de la escuela. O en términos pedagógicos, estimular en los chicos su capacidad natural de preguntar y de experimentar para que construyan su propio conocimiento. De esta experiencia gratificante, enfocada al aprendizaje de las ciencias, participan cinco mil alumnos de primarias públicas de las provincias de Buenos Aires y Tucumán. El programa fue bautizado Ciencia y Tecnología con Creatividad (CTC) y fue elaborado en Brasil por un centenar de educadores y científicos. Después de siete años de implementación, hoy 400 mil alumnos, de 1° a 9° grado, de 800 escuelas públicas y privadas, aprenden ciencias con él. Calculan que en marzo serán un millón."En estos siete años en Brasil se redujo el ausentismo y el abandono y los chicos no sólo mejoraron en ciencias sino en todas las áreas: en Lengua, en Geografía, en Historia, en Matemática. Y eso es natural porque aprendieron la manera de aprender", dice el creador de CTC, Ben Sangari, un físico de nacionalidad británica y residente en Brasil.¿Qué ocurre en las aulas para que se llegue a estos resultados? "Los maestros estimulan -digo estimulan y no que enseñan a la manera tradicional-, a los alumnos para que aprendan a preguntar, a investigar, a analizar y a resolver problemas. También aprenden a trabajar en equipo, a respetar otras opiniones, a armar un plan y a administrar su tiempo. En esto consiste nuestro programa", dice Sangari, de paso por Buenos Aires. Y agrega: "Lo más importante es que en este proceso crece la autoconfianza de los chicos, central para su desarrollo".En cada aula de cada escuela del programa se instala un armario de 100 kilos de peso con un libro y un diario de ciencias por alumno, materiales para la investigación y libros para los maestros. El "paquete" se completa con la capacitación docente a cargo de tutores. A través de su empresa, Sangari promueve el programa. En el país CTC se implementa desde marzo por la decisión del Ministerio de Educación de la Nación de invertir parte de una donación del Banco Interamericano de Desarrollo en el programa. Es una experiencia piloto que se realiza en los cuartos grados de 31 escuelas públicas de la zona sur de la provincia de Buenos Aires y 31 de Tucumán, todas de sectores vulnerables.La pedagoga Inés Dussel dirige el equipo de Sangari Argentina. Ella dice: "Este programa es una buena respuesta para el problema de la masividad porque si bien da pautas concretas para trabajar en el sistema escolar también ofrece muchas posibilidades de adaptación a cada escuela y a cada docente. Nuestra definición es que CTC es un buen guión".En el país, todavía no hay resultados pero sí impresiones: "Los chicos piden más horas de ciencias y los padres apoyan -dice Dussel-. Y muchos a los que les iba mal en la escuela ahora son los científicos del aula".
Colaborar con los docentes
"Nuestra idea de la formación de los docentes se basa en sostener con ellos un diálogo en el tiempo", dice Ben Sangari. "Los maestros -explica- no están en el aula porque quieren ser ricos o famosos. Están ahí porque quieren enseñar, quieren conectarse con sus alumnos. Y esa conexión se da cuando observan que algo pasó en los chicos, que ahí hubo un aprendizaje. Para un docente ese momento lo vale todo y, sin embargo, no es frecuente. Uno de los grandes logros de nuestro programa es hacer que esta conexión sea algo normal, algo que puede suceder todos los días"."Nuestro mensaje a los maestros -agrega Inés Dussel- es: 'Confiamos en que ustedes saben hacer las cosas y las hacen bien. Pero creemos que podemos ayudarlos a hacerlas mejor'".